Samuel Kunz vestido de nazi en una foto de archivo |
Samuel Kunz, número tres en la lista de criminales nazis más buscados y acusado de haber colaborado en la muerte de 430.000 judíos falleció el pasado jueves, 18 de noviembre a los 89 años, poco antes de que comenzara el proceso en su contra.
El presunto criminal había reconocido haber trabajado para los nazis pero negó haber participado en el asesinato de judíos. No tuvo problemas legales hasta el pasado verano. Vivió en las inmediaciones de Bonn, la que fuera capital de la República Federal de Alemania hasta la Unificación de 1990, donde trabajó durante décadas como técnico de mantenimiento en el Ministerio federal de Construcción. Después de tantos años de impunidad a sueldo del contribuyente, Kunz se vio alcanzado por su propia historia a los 88 años. El proceso criminal abierto recientemente en Múnich contra otro sospechoso llamado John Demjanjuk, llevó a las autoridades alemanas a revisar expedientes y a encausar a Kunz. Su proceso penal ya debería haber comenzado este mismo otoño, pero el tribunal de Bonn requirió más documentación a la Oficina Central para el Esclarecimiento de los Crímenes Nazis, con sede en Dortmund. Así, Kunz no pisó la cárcel ni el juzgado.
Kunz era un uno de los 3.000 o 4.000 voluntarios procedentes de la antigua Unión Soviética o Polonia que, tras ser capturados por la Wehrmacht, prefirieron colaborar con los nazis a soportar las extremas condiciones a las que Alemania sometía a sus prisioneros de guerra orientales. Les daban uniformes decomisados al ejército polaco y algunas armas. Dado que los nazis no terminaban de fiarse de estos jóvenes cómplices que no solían superar los 22 años de edad, les permitían llevar sólo las armas imprescindibles para el cumplimiento de su labor, particularmente concisa en los tres campos de concentración polacos donde sencillamente se asesinaba.
Otra de sus funciones era dirigir los pequeños grupos de judíos que resolvían las faenas más duras, como arrancar los dientes de oro a los cadáveres o arrastrar afuera los despojos para después limpiar las cámaras. Alrededor de dos millones de personas murieron en estos tres mataderos durante la “Operación Reinhardt”, que es como el mando alemán llamaba a su plan de asesinar a todos los judíos en los territorios ocupados durante la II Guerra Mundial. Nacido en 1921, Samuel Kunz era un “alemán del Volga”, uno de esos rusos de vieja ascendencia germana que todavía hoy disfrutan de la posibilidad de acceder a la ciudadanía alemana. A Kunz le sirvió para acceder a su puesto de suboficial, reservados por lo general a presos ucranios o bálticos, a rusos anticomunistas o a rusos, como él, de ascendencia alemana. Después pudo llevar en Renania una apacible y longeva existencia que terminó el pasado jueves.
Fuentes:
- http://www.elpaís.com/
- http://www.dw-world.de/
- http://www.abc.es/
- http://www.afp.com/