La línea que divide Corea del Norte y Corea del Sur es la última frontera que queda de la Guerra Fría, y hoy representa uno de los puntos más calientes del planeta.
Una ráfaga de proyectiles de artillería disparada por el Ejército de Corea del Norte ha sorprendido a los 1.700 habitantes de Yeonpyeong, junto a la frontera entre ambos países en el Mar Amarillo y a poco más de 100 kilómetros de Seúl, lo que supone una clara violación del armisticio entre las dos Coreas.
Al menos dos soldados han muerto y 20 civiles han resultado heridos a causa de los disparos de artillería contra la isla situada en aguas disputadas por ambos países en la costa oeste de la península, según un nuevo balance oficial difundido por la agencia de noticias Yonhap.
Corea del Sur ha calificado de “clara provocación militar” el ataque contra su isla y su Ejército ha decretado el mayor nivel de alerta desde el fin de la guerra de Corea. Las autoridades surcoreanas han señalado además que, en caso de que se produzca otra provocación similar, habrá “una dura represalia”. “El bombardeo indiscriminado contra civiles es intolerable en todos los casos”, ha declarado el secretario de Estado para Asuntos Públicos de la Presidencia, Hong Sang Pyo, en un comunicado. Poco después, el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, ha ordenado que se ataquen bases de misiles norcoreanas en la costa si se detectan signos de una nueva provocación.
Por su parte, Corea del Norte asegura que fue Seúl la que atacó primero. Horas después del bombardeo norcoreano contra territorio surcoreano, Corea del Norte ha asegurado que los primeros en disparar fueron los surcoreanos y que durante el intercambio de disparos de artillería registrado entre las dos Coreas el Ejército de Seúl lanzó “decenas de proyectiles”, según informa la agencia estatal KCNA. El Ejército de Corea del Sur ha admitido que estaba efectuando maniobras militares regulares y ensayos balísticos desde la isla de Yeonpyeong antes del incidente, pero ha asegurado que había disparado con dirección al oeste y no hacia el norte. Mientras tanto, el Ejército surcoreano está intentando evacuar a los habitantes de la isla, que se han refugiado en bunkers mientras ardían decenas de casas, unas 50 o 70 a tenor de unos testigos citados por la televisión surcoreana.
Este incidente se produce justo cuando habían aumentado las críticas a Pyongyang por un supuesto programa de enriquecimiento de uranio que ampliaría sus posibilidades de obtener armas atómicas.
Además, el régimen comunista de Kim Jong-il se encuentra inmerso en pleno proceso para consolidar en la sucesión hacia Kim Jong-un, el hijo menor del líder norcoreano, que recientemente fue ascendido a la cúpula de poder y es considerado el futuro heredero. Conseguir datos de este país resulta una tarea ardua complicada, ya que su gobierno ha llevado la paranoia y la represión a niveles inusitados.
El Ministerio de Exteriores de Corea del Sur ha dado ya los primeros pasos para que esta nueva provocación tenga también respuesta en el seno de Naciones Unidas, lo que podría suponer la convocatoria del Consejo de Seguridad. El Gobierno surcoreano considera este ataque una violación del armisticio que puso fin a la Guerra de Corea en 1953 y ha dado instrucciones a todas sus misiones en el exterior para que transmitan esa postura y recaben apoyos.
Fuentes:
- http://www.elpais.com/
- http://www.abc.es/
- http://www.efe.com/
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